¡Hola a tod@s!
Seguro que muchos de vosotr@s guardáis un cajón o una caja o algo parecido lleno de esos recuerdos que os sacan una sonrisa. En mi caso, se trata de un archivador -entre otras cosas-, que guardaba en una caja desde hace un tiempo. El otro día lo abrí, y viajé a un momento del pasado en el que me entusiasmada la poesía. Ya no recordaba lo mucho que disfrutaba leyendo los poemas de Pablo Neruda.
Además, descubrí algunas "poesías" que intenté escribir -sin llegar a ser tales-, cuando tan solo tenía catorce años. Más adelante seguí "intentando" crear juegos de palabras que no llegaban a rimar, pero que quizás podrían considerarse lo que se denomina "poesía libre". Parte de esos versos los convertí en poemas o, mejor dicho, escritos, como me gusta llamarlos, y hace casi tres años me dediqué a recopilarlos y la mayoría los plasmé en el libro que muchos de vosotros ya conocéis: "Escritos de una adolescente".
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
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