lunes, 29 de agosto de 2022

EDAD EN LOS LIBROS

    ¡Hola a tod@s!

    En las dos últimas semanas hemos estado hablando sobre los libros infantiles: está claro que existen unos tipos de cuentos que se escriben pensando en que los van a leer niños y, como decíamos, podemos encontrarnos libros acordes a cada etapa de nuestra vida, según la edad que tengamos. Sin embargo, existen debates sobre la edad a partir de la cuál se recomienda leer un determinado libro. ¿Creéis que debe existir una regla inquebrantable a la hora de recomendar un libro a un niño? Es decir, ¿todos los niños que tienen, por ejemplo, nueve años, pueden leer libros que en su cubierta pone "a partir de nueve años"? ¿Quién aplica estos rangos de edad en los libros y en qué se basan?

    No siempre se etiquetaron los libros como los vemos hoy. Desde hace unos años se empezaron a indicar las edades sugeridas, y más con el aumento de las tiendas online. Antes de ello, se dividía en: literatura infantil, literatura juvenil y literatura, a secas (en teoría, para adultos). Pero tampoco veíamos diferenciadas muy bien las edades en cada una; de hecho, algunos libros podíamos verlos tanto en la parte de la literatura juvenil como en la de adultos.

    Es muy importante hablar de la distinción entre: "edad biológica" y "edad mental lectora". Por ejemplo, los libros de Harry Potter al principio se entendían como literatura juvenil. Sin embargo, esto no es del todo correcto, porque las aventuras de este "pequeño Mago" las leen tanto los jóvenes como los adultos. De hecho, ahora podemos ver incluso recomendaciones con respecto a la edad, especificando: "doce en adelante", o incluso catorce. Pero existen niños que empiezan a leer este tipo de libros mucho más pronto: con nueve años. 

    Normalmente, en el colegio, cuando se planifican las lecturas obligatorias, suelen basarse en las etiquetas que figuran en los propios libros con respecto a la edad recomendada para incluirlas como tales. En general, sabemos que estos libros son mucho menos voluminosos, y se plantean con la idea de que, tanto un niño con "edad mental lectora", como un niño al que incluso no le guste leer o que le cueste más, sea capaz de leerlo porque según su "edad biológica" está perfectamente capacitado para ello. No obstante, habrá niños que les cueste finalizar esas lecturas y otros que, además de ese libro, leerán otros porque les gusta esta afición y se les quedará corto el libro exigido por los profesores en el colegio.  

    Por otro lado, sabemos que un libro que cuenta una historia a través de ilustraciones estará más dirigido a niños que a adultos; y aquí es donde entra esa madurez y esa "preparación lectora". Para un niño que no le guste leer será más ameno y divertido un libro que tenga "muchos dibujos" y será capaz de terminarlo antes que otro libro que, aun contando la misma historia, no posea esas ilustraciones.

    De todos modos, es muy difícil catalogar los libros y acertar con ello a la hora de recomendarlo. Probablemente, nos encontraremos con un margen de error importante. Por ejemplo, en algunas páginas web de tiendas donde venden libros -por no hacer publicidad, hablaré de forma general-, podemos ver que existen las siguientes franjas de edad: de cero a cuatro años; de cinco a ocho años; de nueve a doce años y, después, Literatura juvenil, que se entendería a partir de doce años. Si analizamos estos rangos, podríamos abrir un debate con respecto a la primera franja; pues un niño de un año no puede entender (no hablamos ni siquiera de "leer", por supuesto) lo mismo que uno de cuatro años. Además, lo mismo ocurre con la tercera franja: ¿tiene lógica que un libro recomendado para un niño de nueve años lo sea también para uno de doce? ¿Cómo pueden catalogar de "literatura juvenil" a una edad de trece años en adelante, cuando hay novelas que hasta los dieciséis no son interesantes -o recomendables-, para adolescentes? 

    En mi opinión, recomendar un libro para unas edades determinadas es muy complicado; depende mucho tanto del volumen del libro como de la historia y, sobre todo, como hemos dicho, de la capacidad lectora o "edad mental lectora" de cada niño. Además, creo que lo más conveniente sería leernos antes esa novela para después valorar si de verdad está dirigida a niños de esa edad concreta o no. 

    En general, cuando regalo un libro es porque me lo he leído previamente; tanto si es literatura juvenil como literatura, en general. Siempre es conveniente saber el tipo de novelas que se regalan y asegurarse de que están dentro de lo que ese lector está "capacitado" para leer. 

    ¿Y vosotros qué pensáis? ¿Dais por hecho que las edades en los libros son las correctas, o creéis que debemos leernos ese libro antes de regalarlo/recomendarlo? 

    ¡Hasta el lunes que viene! Gracias por estar ahí.

    ¡Feliz semana!

lunes, 22 de agosto de 2022

UN CUENTO INFANTIL

    ¡Hola a tod@s!
    
    ¿Cómo estáis? La entrada de la semana pasada hizo que me acordara de aquella época en la que me dio por escribir historias para niños. De repente, recordé que tenía un cuento infantil terminado y que, además, años más tarde lo convertí en pequeñas viñetas como si fuera un cómic, con dibujos graciosos que encontré por Internet. Lo titulé: "El gato escritor". Entonces busqué entre los escritos que guardo en el ordenador y lo encontré. 

    Además de este cuento, vi más historias que comencé pero no llegué a terminar -otras sí-. Al leer escritos de cuando eres tan pequeño, la verdad es que hay una parte que nos dice: "¿de verdad escribí yo esto?" Y nos sale esa sonrisa que es una mezcla entre vergüenza y añoranza -y nos damos cuenta de lo ingenuos que éramos-. 


    A veces no es fácil leerse a uno mismo, y mucho menos cuando han pasado tantos años. De todos modos, es un cuento infantil y, además, el primero que escribí, por eso al leerlo me ha transmitido esa nostalgia de la que os hablaba la semana pasada. Ese sentimiento que todos presagiamos en nuestro interior al recordar aquellos años en los que éramos unos niños. Por ello, he decidido compartir con vosotros ese trocito de inocencia que trasladé a una historia: 

EL GATO ESCRITOR






























    Lo cierto es que es divertido encontrarte con estas cositas inocentes. A pesar de la vergüenza que podamos sentir al releernos, resulta entretenido ver hasta dónde llega la imaginación de un niño. Seguiré compartiendo más historias para que podáis reíros conmigo. 

    ¿Y vosotros? ¿Guardáis algún escrito especial que no habíais mostrado antes?

    ¡Hasta el lunes que viene! Gracias por estar ahí.

    ¡Feliz semana! 

lunes, 15 de agosto de 2022

DIVERTIRSE LEYENDO

    ¡Hola a tod@s!

    Me gustaría dedicar la entrada de hoy a esos libritos que seguro muchos de vosotros guardáis como si fuesen un tesoro. Esas primeras lecturas que llegaron a vuestras manos a muy corta edad. Es increíble los libros tan ingeniosos que se hacen para niños; a cuál más bonito y colorido. Además, todos tienen algo en común: consiguen sacarnos una sonrisa. No importa los años que tengamos, si vemos un libro infantil, sin poder evitarlo, nos hace sonreír. Y nos hace viajar a aquella época en la que el ingrediente más importante era la diversión, y para conseguirla nos hacía falta tan poco que solo con pensar en ello nos damos cuenta de lo bonito que era ser niño. 

   No obstante, lo que de verdad es emocionante es observar el tipo de libros que nos van acompañando según la etapa por la que vamos pasando a lo largo de nuestra vida. Es decir, cuando estamos empezando a descubrir los colores, los dibujos... esa etapa, la primera infancia, está llena de magia. Después, cuando nos adentramos en el maravilloso mundo de las letras y comenzamos a aprender a leer y a escribir, sentimos eso tan importante que tiene un niño: la imaginación. Pero una imaginación que es capaz de hacernos transportar a lugares fascinantes donde el único objetivo es ser feliz y disfrutar de cada detalle que nos rodea. Más adelante, cuando empezamos a tener "uso de razón", vamos también cambiando de tipo de lecturas: es innegable que cada libro que leemos nos va acompañando conforme adquirimos distintas experiencias en la vida. 

    Sin embargo, creo que a lo largo de la historia de la literatura existen libros que son eternos. Hay cuentos que hemos escuchado toda la vida y jamás nos cansaremos de ellos. Sin importar la edad que tengamos. Es evidente que conforme pasa el tiempo, y dependiendo de los gustos de cada uno de nosotros, nos inclinaremos a leer historias de distintas temáticas -aventuras, ciencia ficción o cualquier otro tipo de género-, pero existirá algo en común entre todos esos momentos en los que nos dispondremos a elegir este tipo de lecturas tan variadas, y es que nos inclinaremos por libros que nos hagan sentir bien. 

    De todos modos, aunque ya no seamos niños, el tipo de libros a los que he hecho referencia al comienzo de la entrada de hoy creo que cumplen ese cometido, el de hacernos sentir bien. Porque, como he dicho, no importa nuestra edad, siempre nos harán sonreír.

    ¿No era bonito aprender sobre los animales a través de una historia? Comprendíamos la diferencia entre los mamíferos y los ovíparos, y dónde vivía cada uno de ellos. ¿Y qué me decís de esos libritos en los que tenías que ir descubriendo cómo avanzaba el cuento levantando solapitas en cada página? También había esos otros que estaban formados por diferentes ventanas y, conforme pasabas de hoja ibas moviéndolas, y se convertían en un dibujo que formaba parte de la siguiente viñeta de la historia. Haciendo memoria, recuerdo que tenía uno con algunas ilustraciones en relieve, y al pasar la página podía sobresalir un personaje o cualquier lugar mágico de la historia. 

    Por otro lado, también eran divertidos esos libros en los que el protagonista era un niño, pero no un niño cualquiera, sino esos que son más curiosos de lo normal a esa edad, y hacen un montón de preguntas a las que, según lo que le van diciendo los adultos que le rodean, va deduciendo sus propias respuestas. La verdad es que es admirable la imaginación de un niño. Cuando eres tan pequeño, cada cuento es una aventura que vives al límite, sin ser consciente todavía de que algunas de esas historias pueden servirnos como lección en la vida. 

    Creo que lo más importante es disfrutar leyendo aquellos libros que nos gusten y nos hagan pasar un buen rato. Está claro que según la edad que tengamos serán unos u otros. Pero lo que sí es seguro es que siempre existirán libros maravillosos que nos dejarán huella y nos sacarán una sonrisa cada vez que los leamos. Y es que hay lecturas que son eternas y libros que siempre serán especiales.

    ¿Y vosotros? ¿También pensáis que existen lecturas mágicas, de esas que siempre consiguen hacernos sonreír?

    ¡Hasta el lunes que viene! Gracias por estar ahí.

    ¡Feliz semana!

lunes, 8 de agosto de 2022

¿DEJÁIS UN LIBRO A MEDIAS?

     ¡Hola a tod@s!

    ¿Cómo lleváis vuestras lecturas veraniegas? Seguro que sacáis algún ratito para avanzar en ellas; y esto me lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿siempre que empezáis a leer un libro lo termináis, o si la historia no os convence porque pueda resultar aburrida -algunas veces ocurre-, lo dejáis a medias? 

    En muchas ocasiones os he hablado sobre mi manía de no querer dejar ningún libro a medias; y hasta la fecha creo que lo he conseguido. De todas formas, sí he tenido la "necesidad" de querer dejar de leer una novela porque me estaba resultando monótona y aburrida. No obstante, cuando me ocurre esto, lo que hago es proponerme leer pequeños trocitos cada día -puede traducirse en páginas, o incluso párrafos-. También lo que he hecho ha sido empezar otro libro y, en el caso de que me enganche, entonces leo un poquito del que tengo a medias y después retomo el nuevo. Poco a poco, tarde o temprano, llego al momento en el que el libro "aburrido" ya no es tal, y consigo terminarlo.

    Hay mucha gente que deja libros a medias. No les cuesta dejar de leer la novela que tienen entre manos. Cierran el libro y se olvidan. Sin embargo, a mí me da un poco de pena, considerando lo complicado que es empezar a escribir una historia y, sobre todo, terminarla, que el lector que la ha comenzado no le dé la oportunidad de llegar hasta el final. 

    Por otro lado, podríamos pensar que el hecho de querer leer un libro es para que nos entretenga y pasemos un rato divertido; que nos adentre en una historia donde conectamos con personajes con los que quizás incluso podamos sentirnos identificados. Y si esto no lo consigue el libro que hemos empezado a leer, y seguimos leyendo, pero permanece ese vacío y no nos llena la historia, tal vez sí que sea posible que exista ese rechazo que nos lleve a querer descartarlo como "lectura pendiente". 

    Y es que es totalmente comprensible que una persona quiera dejar un libro a medias -creo que la manía de querer terminarlo va ligada a la manera de ser de cada uno-. Podríamos decir que existen varias razones para llegar a ello, algunas ya las hemos nombrado: nos nos gusta el estilo del escritor; no nos emocionan los personajes; la historia es distinta a la que esperábamos y no nos hace disfrutar... 

    Incluso algunas personas aconsejan dejar de leer ese libro que nos está costando terminar para evitar el "bloqueo del lector", es decir, que al haber seguido leyendo una novela que no nos gustaba, hace que dejemos esta afición y tardemos un tiempo en querer retomar la lectura. En estos casos, sugieren desechar ese libro; aunque yo prefiero utilizar la palabra "aparcar". Ya que quizás si lo retomamos más adelante, en un momento diferente al que nos encontramos, tal vez esa novela nos termine gustando y logremos llegar al final de la historia.

    ¿Y vosotros? ¿Dejáis un libro a medias o le dais otra oportunidad?

    ¡Hasta el lunes que viene! Gracias por estar ahí.

    ¡Feliz semana!

lunes, 1 de agosto de 2022

MISIÓN OLVIDO - MARÍA DUEÑAS

     ¡Hola a tod@s!

   Hoy quiero hablaros sobre la última novela que he escuchado a través de la aplicación audible. Se trata del libro "Misión olvido", escrito por la autora María Dueñas. 

     Los que hayáis leído alguna obra de ella creo que estaréis de acuerdo conmigo si digo que tiene una forma de escribir formidable. Un estilo propio y, desde luego, digno de admirar. La manera de adentrarnos en cada escena es especial y, además, la narradora del libro también me ha resultado agradable de escuchar. 

     No obstante, he de admitir que la historia en sí no me ha terminado de llenar y, exceptuando algunos momentos puntuales, es verdad que no me he sentido tan cerca de los personajes como me hubiera gustado. Sin embargo, tengo que añadir que el final me ha encantado, y la última parte sí que es cierto que consiguió mantenerme enganchada hasta saber cuál sería el desenlace. 


Incapaz de recomponer sus propios pedazos, la profesora Blanca Perea acepta a la desesperada lo que anticipa como un tedioso proyecto académico. Su estabilidad personal acaba de desplomarse, su matrimonio ha saltado por los aires. Confusa y devastada, la huida a la insignificante universidad californiana de Santa Cecilia es su única opción.

El campus que la acoge resulta, sin embargo, mucho más seductor de lo previsto, agitado en esos días por un movimiento cívico contrario a la destrucción de un paraje legendario a fin de construir en él un enorme centro comercial. Y la labor que la absorbe —la catalogación del legado de su viejo compatriota Andrés Fontana, fallecido décadas atrás— dista enormemente de ser tan insustancial como prometía.
 A medida que se afana en vertebrar la memoria de aquel hispanista olvidado, junto a ella va ganando cercanía Daniel Carter, un colega americano veterano y atractivo que no ocupa el sitio que debería ocupar. Entre ambos hombres, uno a través de sus testimonios póstumos y otro con su complicidad creciente, Blanca se verá arrastrada hacia un entramado de sentimientos encontrados, intrigas soterradas y puertas sin cerrar.
¿Por qué nadie se preocupó nunca de rescatar lo que Andrés Fontana dejó a su muerte? ¿Por qué, después de treinta años, alguien tiene interés en que todo aquello se destape al fin? ¿Qué tiene que ver la labor inconclusa del viejo hispanista con todo lo que está ocurriendo ahora en Santa Cecilia? ¿Qué le movió a desempolvar la historia no contada de las misiones del Camino Real? Antes de encontrar respuestas, Blanca aún tiene mucho que entender. 
Una novela luminosa, un tributo a las segundas oportunidades, la reconciliación y la reconstrucción.

    Cuando terminé de escuchar la historia, busqué en Internet opiniones sobre este libro, puesto que no alcanzó todas las expectativas que yo tenía en él, y quería saber si alguien podía coincidir conmigo. Encontré todo tipo de críticas, la que más abundaba, en general, a modo de resumen, fue la siguiente: novela que está muy bien escrita -esto es indiscutible-, pero la historia no engancha mucho y, además, utiliza un ritmo demasiado lento. 

    De todos modos, yo la recomendaría por la forma en la que está escrita; ya que no tiene desperdicio. Como he dicho, su estilo es único, escribe muy bien, de modo claro, fluido... Aunque la historia no sea "emocionante" se disfruta mucho leyéndola -en mi caso, escuchándola-, y creo que es una referencia para las personas que queremos aprender a escribir y mejorar cada día.

    Para terminar, me gustaría compartir con vosotros algunas frases del libro que me han gustado mucho y creo que no dejan indiferente:

"Antes de alcanzar la puerta, me llamó. Con voz ronca, oscura, como si saliera de un pozo. Del pozo sin fondo del horror revivido".

"Cerré los ojos un tiempo eterno. Cuando miré de nuevo al exterior, solo se veía la más negra de las noches".

"...el otoño se consumía anticipando el invierno inminente, las hojas se acumulaban en montones sobre la hierba, y las ramas de los árboles mostraban sin pudor su desnudez".

"Por primera vez en mi vida fui consciente de lo frágiles que son en realidad las cosas que creemos permanentes, de la facilidad con la que lo estable se resquebraja y las realidades pueden volatilizarse con un soplo de aire que entra por la ventana".

    Estos son solo algunos de los ejemplos a los que me refería cuando digo que María Dueñas es una gran escritora. A veces la historia en sí no lo es todo, sino el modo de contarla. Y al leer -o escuchar- novelas como las de esta autora es cuando más me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender.

    ¡Hasta el lunes que viene! Gracias por estar ahí.

    ¡Feliz semana!