¡Hola a tod@s! ¿Cómo estáis?
La entrada de hoy la voy a dedicar a un tema en concreto del que hace mucho que quiero hablar: los audiolibros. La verdad es que hasta hace poco, esta modalidad para seguir historias no estaba tan a la orden del día como lo está hoy; pero gracias a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías se ha convertido en una de las principales y más cómodas formas de descubrir nuevas aventuras.
La realidad es que, por mucho que disfrutemos leyendo un buen libro, creo que la rutina diaria y la vida que tenemos cada uno de nosotros no nos permite dedicar demasiado tiempo a la lectura. Todos hemos oído lo típico de "a ver si en vacaciones puedo leerme ese libro que tengo pendiente", o "en verano si voy a la playa me llevaré un libro para leer, porque el resto del año no tengo tiempo de hacerlo". Partiendo de este punto, creo que es comprensible el hecho de que cada vez más nos inclinemos por escuchar libros y no por leerlos. Además, hay gente que prefiere dedicarse a otras actividades en su tiempo libre en lugar de leer; ya sea a salir a pasear o ir al gimnasio, por ejemplo. De hecho, hay personas que lo añaden en su rutina diaria; por lo que es incompatible, como es lógico, con el hecho de sentarse a leer un libro. Sin embargo, cuando escuchamos un audiolibro podemos aprovechar para hacer otras cosas: podemos pasear, ir al gimnasio, hacer la comida, limpiar la casa... En fin, que es mucho más "productivo" desde el punto de vista del que hablábamos antes, teniendo en cuenta esa rutina diaria llena de obligaciones.
Una vez que hemos visto las ventajas del audiolibro, a mí me gustaría hablar de la importancia que tiene, ya no solo la voz en los audiolibros, sino, el tono y la interpretación al leer ese libro. Por ejemplo, este año he escuchado varios audiolibros, y uno de ellos me enganchó de tal manera por la voz de la narradora y su forma de transmitir la historia. Es cierto que el 80% del trabajo lo hace el escritor -o incluso más- porque si la historia no es buena, sería más difícil conseguirlo (en caso de leerlo nosotros sería el 100%). No obstante, creo que también puede ocurrir al contrario; pese a que la obra sea excelente, si quien la está contando no te transmite nada, tal vez nos encontremos en la situación de no querer seguir la historia -al menos no a través del audiolibro-. El secreto está en que sea una voz agradable y capaz de emocionar; si es así, incluso si la historia no es del todo buena, ese audiolibro te gustará -que fue lo que me pasó con el audiolibro al que he hecho referencia anteriormente-. Pero si la historia merece la pena y, además, te encuentras con un narrador agradable, ese audiolibro lo recordarás para siempre.
Desde mi punto de vista, creo que los audiolibros han venido para quedarse, que no estamos en una época en la que se hayan puesto de moda, sino que la gente cada vez los demandamos más. Y pese a que me considero muy tradicional, he de admitir que es muy cómodo escuchar un audiolibro, porque puedes compaginarlo, como he dicho antes, con hacer otras cosas. Sin embargo, creo que no es comparable a la tranquilidad que te da el leer un libro, sentándote cómodamente ya sea en tu cuarto, en la terraza de casa, en la piscina, la playa o en el monte. Y, desde luego, nada sustituye ese olor tan característico del papel de un libro. De todos modos, he de confesaros que me encanta la idea de imaginar mis dos libros en formato audio; sobre todo el de los relatos cortos...
¿Y vosotros? ¿Qué preferís: leer o escuchar libros?
¡Hasta el lunes que viene! ¡Feliz semana!
Pues la verdad es que no me gustan los audiolibros... Creo que lo intenté una vez y la verdad es que no me concentraba nada. Sé que últimamente leo muy muy poco comparado con otros momentos de mi vida. Pero la verdad es que prefiero hacerlo poco pero "bien". Me explico: sentía que no le estaba haciendo todo el caso que merecía y me daba la sensación de "faltar al respeto" a la autora.
ResponderEliminarNo sé, quizás para textos más cortos o más livianos sí que funciona. Pero creo que sigo prefiriendo el método tradicional...
Y sí, estoy deseando que llegue el verano para leer en la playa y la piscina...